viernes, 7 de febrero de 2014

Mi propia historia

Para mí existen dos cosas malas respecto al cáncer: la primera es que puede causar la muerte y la segunda es la caída del cabello. El tener una enfermedad que puede causar la muerte no es bonito. Todos podemos morír todos los días pero que le diagnostiquen una enfermdad es otra cosa. El pensar que se tiene la vida comprada y que la salud le durará hasta cuando se envejezca es una forma de pensar que yo vivía y practicaba. El cáncer me ha cambiado la vida. He valorado la familia, la amistad, el amor y los hijos. Creo que el descubrimiento más importante fue que Dios es mi padre y que soy hermana de Jesús. Porque claro que sabía eso, pero ahora lo vivo y los siento, al menos procuro esto. Siento que me he distanciado de mis hijos, no sé si por la edad que ellos tienen, preadolescencia o porque prefiero que se alejen pronto aunque les amo demasiado y quisiera retenerles por siempre a mi lado. La pérdida de cabello es una tragedia para una mujer, pero no es lo peor. Sé lo que soy, sé quien me ama con locura y es Dios. El resto son solo cosas de la vida, de este cuerpo material. Quisiera poder decirles que salgo a la calle con mi cabeza rapada, lo que no sería cierto. No quisiera que nadie me vea rapada. Me he comparado una peluca y nunca salgo a la calle sin ella. Quisiera decirles que no tengo miedo a morir, pero no puedo porque quisiera vivir por siempre joven y en el estado de paz que me encuentro ahora. Lo cual pienso no será realidad, o tal vez sí. Mi sincera admiración para aquellas mujeres que pueden mostrarse a la gente con la cabeza rapada. De pronto si me vuelve el cáncer y estoy en otra etapa de mi vida de pronto luzca mi cabeza sin cabello. Quisiera ser extranjera y quisiera no trabajar para poder disfrutar de los rayos del sol, de salir a la calle como me plazca, aunque he tratado de que no me importe las miradas crueles o ignorantes de la gente no fue cierto. Lo cierto es que si me importa lo que diga la gente y que pueden llegar a ser muy crueles. Trato de ayudar con consejos y dando ánimos primero a mí misma y luego a mis compañeras de cuarto cuando voy a las quimios. Trato de incluir a todos y de ser mejor persona de lo que fuí. No soy más esa, pero todavía no soy la definitiva. Tengo mucho por aprender y por mejorar. Si alguna vez herí, espero esté disculpado.

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