Algo dentro de mí me hizo tener la impresión de que el doctor al que había acudido me veía como a una clienta en vez de paciente. Me refirió con el oncólogo clínico que no me cayó bien. Quería hospitalizarme y hacerme la primera quimio esa misma noche de jueves cuando recibí la noticia que tenía cancer.
Le dije que quería pensarlo, que no quería esperal pero quería digerir la noticia. Al día siguiente fui a trabajar, y hablé con mi amiga Susy cuyo esposo trabaja en Solca Sociedad de lucha contra el cáncer y me dijo que vaya a verle al Doctor Alvarado.
Esa misma tarde a la una tenía cita con el Doctor Alvarado, quien apenas nos vió nos reconoció, había sido compañero de mi papá. Sentí mejor afinidad con este doctor de cabello totalmente blanco y de la misma edad de mi padre. Quien para mi suerte me encontró un ganglio en el otro lado y sugirió más exámenes. Ese mismo día fui a quirófano para que me realicen una biopsia de ese glanglio pequeñito imperceptible para la mayoría de los mortales pero no para ese médico experimentado.
Gamografía, etc, etc, otros exámenes, bueno los médicos se reunieron y conmigo ahí tomaron la decisión de iniciar las quimios ya que aparentemente mi cáncer era tan agresivo que crecía en cuestión de días.
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