viernes, 7 de febrero de 2014

El poder del dinero

En esta sexta quimio verdaderamente me sorprendió encontrar a una mujer sentada junto a una anciana. Habían obtenido un permiso especial de la dirección para que reciba los cuidados de dos mujeres en turnos las 24 horas. Muy buena persona, testigo de Jehová, leía su biblia, se notaba que necesitaba el dinero y que además gustaba de ayudarnos a las demás. La anciana que tiene cáncer, había estado algunos días en cuidados intensivos. Pienso que tiene dos hijos, uno que vive en EEUU y una hija que es arquitecta. Que por cierto fue mi profesora de informática en el colegio. Quien lucía igual como hace 20 años. Entre los dos hijos habían decidido pagar a estas dos personas para que cuiden de su madre. La cuasi enfermera contó que era madre soltera de dos hijas una de 20 y otra de 24. Me regaló las revistas de los testigos, disfruté de la lectura. Mientras tanto la ancianita dormía, recibía todas las atenciones que su bolsillo puede pagar, le bajaban el calzón, con paños húmedos le limpiaban, hacía sus necesidades en la habitación y era limpiada inmediatamente y se exparcía un spray ambientador como para discimular el olor. Fue una situación penosa, incómoda y muy mal oliente. Yo por suerte desde la tercera quimiio llevo tres mascarillas para toda mi estancia entonces esta fue una ventaja respecto al olor.

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