Olga, la primera en la habitación. Viene desde Loja, estuvo hospitalizada hace días haciéndose los exámenes, tuvo que venir en ambulancia debido a que su cáncer es en la pierna.
Se sienta en la cama, hace sus ejercicios, se peina, se aplica su crema, utiliza el videl, busca sus pastillas.
Me cuenta que se le acabó el agua y le cedo la mía, mientras se duerme utilizo un poco de su papel para no levantarme al baño.
Le ayudo a llamar a la enfermera tiene muchos requerimientos, ir al baño, no puede dormir, se le adormece el cuerpo, tiene que tomar pastillas, me cuenta que el esposo se ha ido sin dejarle dinero.
Timbra su celular, contesta da todas las explicaciones, guarda en en una funda en el velador. Comenta que tuvo un hijo discapacitado supuestamente nació muerto, luego le muestran al hijo vivo, había perdido su capacidad moral, no distingue en entre el bien y el mal, quiere matarse quiere matar ya tiene 27 años y ella le ha cuidado toda su vida, la única que conversa con él. Los demás solo le maltratan y no le entienden.
Tengo mi espacio lleno de plantas me dijo, será pecado a veces he pagado quince dólares por las plantas. No le dije yo, si eso le hace feliz. Le brillaban los ojos mientras decía los nombres de cada una.
Lo único que me desgastó al final fue que me dijo, yo no sé lo que es tener a una madre, mamá murió cuando tenía 5 años y papá se hizo de una señorita que me mandó y tuve que vivir sola desde esa edad. Soy huérfana y he sufrido mucho.
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